"No todos los psicópatas están en las cárceles. Hay muchos en los consejos de administración y en los comités ejecutivos de las empresas". Con esta demoledora frase del doctor en Psicología Robert Hare, el catedrático de Psiquiatría por la Universitat Autònoma de Barcelona Adolf Tobeña comienza en su libro "Neurología de la maldad" uno de los capítulos más descorazonadores sobre la presencia de individuos con rasgos psicopáticos en el sector empresarial. "Combinan algunos elementos del psicópata peligroso pero tienen cualidades y virtudes que les hacen particularmente buenos para la lucha competitiva de alta exigencia en el ambiente de los negocios", sentencia Tobeña en una entrevista con Evasión. Desde el indicio de la Gran Recesión de 2008, han sido muchos los ensayos y reportajes periodísticos dedicados a la descripción de este tipo de figuras psicopáticas que han sido calificadas como 'corporativas o de cuello blanco'. Algunos de estos trabajos cifran la incidencia de esta clase de psicopatías en un 3%, cuando la media de la sociedad se sitúa entre el 1-1,5%. Aunque Tobeña desconfía de estos estudios por su juventud y su carácter tentativo, sí que comparte con rotundidad que en los sectores financieros hay una mayor presencia "porque aquellos que tienen ciertos rasgos para ser tiburones sin escrúpulos medran y progresan con rapidez". Una de las investigaciones a las que hace referencia Tobeña -Corporate psychopathy: taking the walk de Babiak, Neumann y Hare- concluye que el estilo de liderazgo de los psicópatas corporativos les convierte en ejecutivos poco propensos al trabajo en equipo y poco leales pero con una gran visión estratégica, capacidad creativa y de innovación, así como con buenas dotes de comunicación. De hecho, Adolf entiende que en los procesos de selección de estos sectores prima la búsqueda de perfiles con estas cualidades y que se puede dar tanto en mujeres como hombres.
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